Entre los años 2015 y 2019, las viandas escolares para los estudiantes porteños descendieron abruptamente. Desde el gremio docente UTE aseguraron que el tema de la alimentación “no es prioridad”.
El informe “¿Escuelas saludables?” informe realizado en conjunto por el Observatorio de la Educación Argentina (OBSERVAR) y la Fundación Soberanía Sanitaria arrojó datos alarmantes sobre la alimentación de los estudiantes de escuelas de gestión pública de la Ciudad de Buenos Aires. Según los datos, el Gobierno de la Ciudad en 2015 asignó a los comedores escolares 189 millones de raciones, mientras que para 2019 se presupuestaron 77 millones de viandas. Un total de 112 millones de raciones menos que la cantidad destinada cuatro años antes.
Además, detallaron que el recorte se produjo en las franjas etarias más vulnerables: niñez y adolescencia. En este último año, se registraron 60.000 nuevos pobres y 104.000 indigentes, según los datos suministrados por la propia Dirección de Estadísticas y Censos porteña.
En diálogo con Revista Qué, la legisladora porteña de Unidad Ciudadana Lorena Pokoik sostuvo que “el Gobierno de Larreta realizó un ajuste brutal en las raciones alimentarias que envía a las escuelas. Este año, en comparación con 2018, las raciones cayeron en más de 5 millones, y la calidad de esos alimentos es lamentable”. Y agregó: “Por si esto fuera poco, a partir de este año implementó la inscripción online para solicitar la beca de comedor, lo que produjo una caída de más del 40% de solicitudes, por lo engorroso y complicado del trámite”.
Por su parte, el secretario adjunto del gremio docente UTE, Guillermo Parodi, dijo “Tiene que ver con el recorte que se hace sobre el presupuesto educativo. Si hay recorte, no se construyen ni se reparan escuelas, no se puede pagar buenos salarios y se baja la calidad de la comida”.
Para finalizar, Parodi planteó: “Queremos que en las escuelas, la centralidad sea el conocimiento. Pero necesitamos chicos que tengan una alimentación buena y saludable. Eso no lo están dando. Es parte de una política que decidió privilegiar el Paseo del Bajo, el cambio de baldosas que la educación y la alimentación de nuestros estudiantes”.