La polémica ley que regula a los profesionales de la salud provocó tanto repudio que movilizó a todo el país. No sólo dejó afuera a licenciados en Enfermería, en Bioimágenes e Instrumentadores Quirúrgicos, sino que además los convirtió en empleados administrativos. Con esta decisión se derrumba una batalla histórica y comienza una etapa de más carga laboral, con un 30% menos de sueldo.
Luego de que el Jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta, firmó un decreto para unir cinco hospitales porteños en el predio del Muñiz y crear el proyecto Hospitalario Sur, el 1 de noviembre se aprobó en la Legislatura porteña la nueva ley que regula a los profesionales de la salud. Una norma muy controvertida porque no sólo desconoce a los licenciados en Enfermería, en Bioimágenes y en Instrumentación quirúrgica como profesionales de la salud, sino que también los convierte en empleados administrativos. Esto implica, entre otras cosas, un 30% menos de salario, aumento de la jornada laboral y pérdida de días por capacitación o estudio.
«Se votó una ley que hubiera cambiado el rumbo de la enfermería. Se nos excluyó, tocándonos el bolsillo. Nosotros estamos en el escalafón general pero no somos administrativos. Los administrativos no hacen carrera, no suben categorías, ni pueden ejercer un cargo jerárquico. En la carrera están todos los licenciados y médicos menos nosotros. Que se nos excluya como profesionales de la salud es un acto discriminatorio», expresó la Lic. en Enfermería, Nadia Barrachina.
Actualmente en el Sistema de Salud de la Ciudad de Buenos Aires hay 9500 enfermeros con tres niveles educativos diferentes: 1600 auxiliares de enfermería; 4300 enfermeras técnicos y 3600 licenciados en Enfermería. Además, la Ciudad cuenta con 250 licenciados en Instrumentación Quirúrgica repartidos en 27 centros; y 70 licenciados en Bioimágenes.
Para la nueva ley son profesionales de la salud aquellos «que desarrollen servicios con carácter permanente, de planificación, ejecución, coordinación, fiscalización, investigación y docencia, control y gestión de planes, programas y acciones destinados a la promoción, prevención, recuperación y rehabilitación de la salud de la población«.
Barrachina es especialista en la atención del paciente crítico adulto, y además de haber trabajado en la Fundación Favaloro, se desempeña en el HIGA San Martín de La Plata. Tanto ella como los demás enfermeros hacen sus propios diagnósticos; conocen y manejan el equipamiento para soporte vital en un servicio de internación, detectan cambios hemodinámicos y muchas veces son los primeros en llegar a una emergencia. Los instrumentadores están dentro de un quirófano interviniendo para salvar una vida. Y sin los licenciados en Biomágenes no se podría realizar un diagnóstico preciso.
«El trabajo de enfermería, instrumentación quirúrgica y bioimágenes es tan fundamental como cualquier otro del equipo de salud. La Ley de Enfermería Nº 24004 dice que somos profesionales de la salud. Ahora ni siquiera nos van a reconocer las capacitaciones o especialidades, te podés matar estudiando y perfeccionando sólo para mérito propio», agregó Barrachina.
Según la Organización Mundial de Salud los enfermeros son el eje de los sistemas sanitarios y desempeñan un papel decisivo tanto en la promoción de la salud como en la prevención, el tratamiento y los cuidados. Así lo explicó el Dr. Ernesto Da Ruos, reconocido médico gastroenterólogo, ex director del Hospital de Clínicas de la UBA y actual colaborador en el decanato de la Facultad de Medicina.
«Desde ya que todo lo que está alrededor de los médicos es esencial, no podrían trabajar solos, necesitan de esas licenciaturas que deberían ser incluidas y también reconocidas. Pertenecen al sistema de salud desde hace muchísimos años, pero con el tema de que sea han empezado a deslindar responsabilidades, habían quedado en un lugar que no se sabía bien qué eran. Es un tema primordial para nosotros, necesitamos de todos ellos y apoyamos su lucha, sino el médico solitario no podría desarrollar ninguna parte de la medicina». expresó Da Ruos
En el mismo sentido, Dra. Florencia Caruso (MN 138781), especialista en pediatría, aseveró: «En todas las áreas de pediatría, ambulatoria, internación en sala común, terapia intensiva y guardia externa trabajé en equipo con enfermería. Los médicos y los enfermeros formamos parte de dos profesiones donde se invierten muchos años de formación. Entrar en la carrera sanitaria es reconocer ese esfuerzo. Son indispensables, nos complementamos, nos repartimos el trabajo y coordinamos para que en una emergencia el trabajo salga bien».
Hasta el Consejo Ejecutivo de la Federación de Profesionales de la Salud de la Ciudad de Buenos Aires repudió la nueva ley y reconoció que la exclusión «atrasa por lo menos cuatro décadas”, además de manifestar el rechazo a “que se hayan desestimado varios de los señalamientos y propuestas realizadas por la Organización».
Sin embargo, desde el Ministerio de Salud de CABA resumieron: «El pase de los licenciados en Enfermería a la nueva Carrera Profesional Hospitalaria generaría el problema de que agentes que se encuentran abocados a la misma actividad pasarían a encontrarse en distintos escalafones, con lo que se perdería la identidad de la profesión y se crearía además una consecuente diferencia de derechos y obligaciones».
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La polémica ley impulsada por el oficialismo fue aprobada con 36 votos de Vamos Juntos y Evolución, contra 19 de la oposición. Se trató de una modificación al marco normativo, mediante la ordenanza 41.455, que regía la relación de empleo de los médicos desde 1986.
La nueva norma considera profesionales de la Salud en CABA a médicos, odontólogos, Lic. en obstetricia y obstétricas, bioquímicos, Lic. en Bioquímica, farmacéuticos, Lic. en Física Médica, en Psicología, en Psicopedagogía, en Musicoterapia, en Terapia Ocupacional, en Fonoaudiología, en Kinesiología, fisioterapeutas, Lic. en Nutrición, en Trabajo Social, en Servicio Social, veterinarios, Lic. en Ciencias Antropológicas, antropólogos, Lic. en Sociología, en Biología, en Ciencias de la Educación, en Sistemas de Información para la Salud, en Estadísticas para la Salud y en Ciencias de la Comunicación o Comunicación Social. Y deja excluidos a los profesionales comprendidos en el Escalafón General de la Ley N° 471.
«El Escalafón General, al cual siempre pertenecieron los enfermeros, agrupa además a distintos profesionales que se desempeñan en todo el ámbito del Gobierno de la Ciudad como ingenieros, contadores, arquitectos, músicos y abogados», aclararon desde el Ministerio de Salud porteño.
Así, para el Gobierno de la Ciudad este proyecto traerá mejoras a la vida de los trabajadores y dará una mayor transparencia en los mecanismos de selección e ingreso de profesionales al sistema. «La gestión de los recursos humanos siempre apunta a la jerarquización del empleado público. Estamos dispuestos a trabajar en una mesa de consenso para escuchar y realizar las acciones necesarias que vayan en esa línea. El diálogo y el trabajo conjunto con los representantes sindicales está siempre presente y es una actividad diaria para nosotros», revelaron.
La Diputada por Unidad Ciudadana y presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Victoria Montenegro, aseguró: «Con mis compañeros de bloque creemos que la salud tiene que ser articulada con el sistema educativo y habitacional. La salud pública es un bien social, un derecho humano, no una relación económica de costo/beneficio»”.
«Desde que el PRO ganó las elecciones no fueron capaces de diseñar un plan de políticas públicas para mejorar la salud de los porteños, por el contrario, lo que hay es un plan sistemático de vaciamiento. El presupuesto para 2019 también lo deja en evidencia porque propone recortar principalmente en salud y educación. Hace cinco años, por cada peso destinado a servicios de deuda se otorgaban 13 pesos a salud. El año que viene, por cada peso destinado a la deuda solo irán dos pesos a salud». aclaró.
Por su parte, el Legislador por el Frente de Izquierda, Gabriel Solano, manifestó: «Esta ley afecta fuertemente a los trabajadores de la salud y les genera inestabilidad laboral. Nuestra voz tuvo que ver con el rechazo a que los enfermeros que son un sector fundamental del sistema público de salud sean nuevamente excluidos de la carrera de salud, afectando sus derechos laborales y sus ingresos salariales».
21N de Ushuaia a la Quiaca
Este año el día de la enfermería no fue igual a los anteriores. El 21 de noviembre al grito de ¡Somos profesionales! miles de trabajadores de la salud inundaron las calles para movilizar, sin banderas políticas. En CABA marcharon desde el Congreso a Plaza de Mayo, y hasta el Hospital Garrahan paró para acompañar la lucha de los profesionales.
«Rechazamos esta ley discriminatoria que forma parte del vaciamiento al sistema de salud. Marché con una compañera enfermera de Corrientes que vino para estar este día histórico. Creemos que esta lucha recién empieza porque es difícil que este Gobierno seda», dijo Barrachina.
En distintas provincias como Entre Ríos, Córdoba, San Luis, Neuquén e incluso Ushuaia movilizaron en apoyo a sus “colegas de CABA”. “Si bien no nos afecta directamente, marchamos para apoyar a los compañeros Capital. Además, es obvio que puede sentar precedente para que se haga lo mismo en todo el país.
Es injusta la ley, nosotros somos como un rompecabezas: si falta una pieza no sirve. En mi trabajo programo bombas de infusión, diluyo medicaciones de manera milimétrica, hago RCP, también limpios culos. Desde un punto de vista más romántico, abrazo, beso y canto aunque los pacientes estén en coma farmacológico”, describió la Lic. Valeria De Francisco, enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos del Hospital Regional de Ushuaia.
¿Por qué el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta no puede dar un paso adelante sin quitar derechos ya adquiridos? ¿Por qué pese al rechazo masivo de todos los trabajadores de la salud, insistieron con aprobar esta ley y continuar con el desmantelamiento sanitario?.
Tal vez, como lo escribió el Dr. René Favaloro: “Si no estamos dispuestos a comprometernos -principalmente los universitarios- a luchar pos los cambios estructurales que nuestro país y toda Latinoamérica demanda -principalmente en educación y salud- seguiremos siendo testigos de esta sociedad injusta donde parece que el tener y el poder son las aspiraciones máximas».
Agustina Cavalanti
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