Se trata de la Escuela 17 que lleva el nombre Monseñor Gustavo Franceschi y se encuentra ubicada en la calle Gral. Enrique Martínez 1432 del barrio Colegiales de nuestra Comuna.
“Ojalá lo cambien”, dijo una docente de la Escuela 17, D.E. 14 del Barrio de Colegiales en nuestra Comuna 13, minutos antes de que comenzara una asamblea y votación para definir si modificaban el nombre de la institución, llamada como el sacerdote acusado de antisemita Monseñor Gustavo Franceschi. Tras un largo debate, finalmente la mayoría de las familias optó por la propuesta de cambiar la denominación del colegio, aunque decidieron también llevar adelante una discusión más amplia y una segunda consulta para reafirmar la decisión.
Con 70 votos a favor, 59 en contra y 19 indecisos, la iniciativa de modificar el nombre del colegio dio un gran paso para convertirse en realidad. Lo que sigue ahora es que durante las próximas semanas, padres, autoridades, docentes y estudiantes continuarán debatiendo e informándose acerca de quién es el polémico cura y qué expresó. Pero más allá del resultado en sí, los asistentes a la asamblea destacaron la voluntad de toda la comunidad educativa para discutir el tema.
Todo comenzó hace algún tiempo cuando la Cooperadora comenzó a juntar firmas para ver si el cambio de nombre contaba con el apoyo suficiente. Al ver que la repercusión y el apoyo de la comunidad fue creciendo, la dirección de la escuela decidió tomar la idea y llevar adelante una votación.
Fue así que a través de los cuadernos de los alumnos se les consultó a los padres si estaban de acuerdo con la modificación. Había tres opciones: una por el sí, otra negativa y una tercera para los indecisos. “Esta idea ya se venía hablando hace varios años. Siempre se comentó el tema pero no pasó de ahí, hasta que ahora tomó fuerza. Por eso destacamos la predisposición de la directora que tomó el reclamo. Antes, como la escuela estaba a cargo de autoridades suplentes, no se pudo darle vía al pedido”, explicó a la prensa una mamá de un alumno de tercer grado que estaba a favor del sí.
Con los resultados de la consulta, lo que se hiz, además del debate, fue hacer el conteo de los votos. “Decidimos hacer una segunda votación para mediados de octubre porque aquellos que estaban indecisos pidieron más tiempo para informarse y contar con los elementos para poder decidir. Creemos que puede haber incluso más apoyo”, remarcó otro padre.
Antes de llegar a votar otra vez, va a haber más discusiones dentro del colegio. Incluso los alumnos de séptimo grado se comprometieron a investigar quién fue Monseñor Franceschi y hacer exposiciones. Hubo otros que dijeron que a pesar de definirse por el No, estaban dispuestos a cambiar su decisión si efectivamente se les demostraba con más documentos las posiciones antisemitas del religioso. “Acá no queremos señalar ni acusar de antisemitas a aquellos que no apoyaron la iniciativa. Son personas que se sienten identificadas con el colegio y su nombre y sacárselo es como quitarles parte de su vida. Y eso lo respetamos. Lo único que decimos es que nos parece que por sus posiciones, el nombre de Franceschi no es el indicado”, expresó otro de los papás.
La propuesta impactó profundamente no sólo dentro del colegio sino en el barrio. Hubo posiciones a favor y en contra, pero siempre bajo un marco de tolerancia y respeto. De hecho, eso quedó reflejado durante la asamblea, en la que al finalizar se escucharon aplausos. Por el momento no se definió la nueva denominación, aunque ya se presentaron propuestas. Para llegar a ese punto todavía resta discutirlo aún más y luego que las autoridades de la Ciudad lo definan. “Las votaciones no son vinculantes. Lo que pasa ahora es que después de que se eleven las actas de la votación al Ministerio de Educación, este se lo enviaría a la Legislatura porteña, que en últimas es la que decidirá el cambio”, explicaron los padres.
Según detallaron desde la Cooperadora, el nombre de Monseñor Gustavo Franceschi fue impuesto en 1967, durante la dictadura de Juan Carlos Onganía por el Consejo Nacional de Educación. “Apenas se conoce la obra de Franceschi se descubre la afinidad de algunas de sus ideas con aquellas que pregonaba la dictadura de Onganía y, en general, los gobiernos autoritarios de nuestro país. Franceschi era un hombre antisemita y sin convicciones democráticas”, expresa el comunicado.
Dentro de las cosas que sostenía, el religioso acusaba “a las personas judías de explotar económicamente a todos los países en los que vivían y de no identificarse con ninguno de ellos. Consideraba al ‘pueblo hebreo’ como el ‘disolvente social por antonomasia’ y como ‘enemigo interno’ de nuestro país, dado que entendía que ‘el espíritu judaico’ ponía en peligro nuestra nacionalidad, nuestra constitución familiar y nuestras tradiciones”, agregaron.
Respecto al sacerdote, los padres reconocen que pudo haber hecho buenas obras durante su vida, pero su posición antisemita lo invalida para que sea elegido como rasgo distintivo de una escuela que tiene un gran peso simbólico en el barrio. “Yo pienso en los estudiantes judíos. ¿Cómo les explicás que el patrono de tu colegio le quería negar el ingreso al país de los que eran de su religión?”, se preguntó otra mamá.
El interés por la iniciativa trascendió los límites de la comunidad educativa y vecinos de la escuela. Instituciones como la DAIA o La Casa de Ana Frank también se sumaron al pedido. “Podríamos haber ido directamente al Ministerio y pedir el cambio, pero decidimos hacerlo por la vía más larga porque así es más legítimo. Y esperamos que se sumen más”, concluyó otro papá.
Los padres que hablaron con la prensa pidieron no ser identificados para no condicionar el resultado de la votación ni señalar al resto de la comunidad educativa.