Se cumple el primer aniversario de la inauguración de la sede del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, construido en donde estaba el mítico edificio conocido como “elefante blanco”, un proyecto de hospital abandonado en la década del 50, que era símbolo de desidia e inseguridad.
Buenos Aires, 11 de julio de 2020.- El nuevo edificio del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad cumple su primer aniversario. La moderna construcción, que se emplaza en el mismo sitio donde hasta hace poco se erigía el abandonado “elefante blanco”, tiene más de 21 mil m2 distribuidos entre subsuelo, planta baja, tres pisos y terraza verde. Cuenta con auditorio, oficinas de atención al público, un comedor, una sucursal del Banco Ciudad y un espacio de estacionamiento.
Además, se creó el “Parque Elefante Blanco”, un espacio público y verde de 12.100 m2, que cuenta con un anfiteatro, cancha de tejo con suelo de arena, juegos inclusivos y de agua para niños, sector de patinaje, cancha multideporte, postas aeróbicas y un área de descanso con mobiliario urbano. El diseño se realizó junto a los vecinos del barrio, y contempló nuevas veredas e iluminación LED además de la puesta en valor de las calles De la Rosa, Hubac, Cañada de Gómez y Timoteo Gordillo.
“El Elefante es el símbolo concreto y tangible de impulsar políticas que valoren y miren desde abajo hacia arriba. Cuando una desigualdad tan evidente nos interpela nos da la posibilidad de mirar distinto. Si solo observamos el problema y no vemos el gran valor que hay detrás nos perdemos la oportunidad de trazar un camino que puede transformar la realidad. El rol del Estado en ese sentido es trascendental”, reflexionó María Migliore, Ministra de Desarrollo Humano y Hábitat porteña.
Para contar la historia de este edificio hay que remontarse a 1923, cuando comenzó a construirse lo que iba a ser el Instituto de la Tuberculosis, y simbolizar un emblema de la salud pública nacional. Este plan comenzó a materializarse recién 15 años después, en 1938 y las obras se paralizaron a pocos años de comenzar. El proyecto se retomó en 1948, pero con más ambición que el original: allí iba a funcionar el hospital más grande de Latinoamérica. En 1955, las obras frenaron para siempre. El edificio que quedaría como símbolo de desidia y abandono contaba con una superficie total de 63.600 m2, distribuidos en 14 pisos.
En el marco del plan de desarrollo del sur porteño, en julio de 2017, el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta tomo una decisión que iba a cambiar la historia y la vida de los vecinos y las vecinas del barrio y su zona de influencia: demoler el elefante blanco, para construir un nuevo edificio en el que iba a funcionar el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, materializando en él su visión de desarrollo e integración para toda la Ciudad.
En abril del año siguiente, comenzó la demolición, hecho que implicó la relocalización de 270 familias que vivían, tanto en el interior del viejo edificio como en sus inmediaciones. En diciembre de ese mismo año, comenzó la construcción del nuevo edificio. La obra fue realizada por el Gobierno de la Ciudad a través de un trabajo en conjunto entre el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte y el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat.
El 11 de julio de 2019 el edificio se inauguró. Aunque hoy la circulación se encuentre disminuida por la pandemia y el aislamiento social, desde entonces más de 1.100 personas van a trabajar allí todos los días, generando más empleo y seguridad en el Villa Lugano y sus alrededores.
Trabajadores esenciales durante la pandemia
Una de las características que trajo el decreto de aislamiento social preventivo obligatorio es que muchas tareas gubernamentales hoy se realizan de manera remota. Sin embargo, uno de los Ministerios con mayor actividad durante este tiempo es el de Desarrollo Humano y Hábitat. Desde este edificio se coordinan todas las actividades vinculadas con el trabajo en los barrios populares, fundamentalmente en la coordinación del DetectAR, seguridad alimentaria, operativos de higiene y desinfección; los operativos para personas en situación de calle; los planes de acompañamiento a adultos mayores; los hogares de niños, niñas y adolescentes; y la prevención de la violencia de género. Todas estas actividades, entre otras, fueron declaradas esenciales en la Ciudad.
La transformación del barrio, en la voz de sus vecinos
Débora, referente incansable de la Villa 15
Es feriado “puente”, pero en el comedor ‘Ayudame a Ayudar’, Débora no descansa. Espera que sus compañeros del barrio vengan con sus tuppers para retirar comida. La pandemia ha multiplicado el pedido de alimentos y no se puede frenar, aunque lo indique el calendario. Solo hoy, ha repartido 575 raciones de sopa, milanesa y fideos.
Para ella el elefante blanco es un símbolo de identidad. “Los equipos de fútbol del barrio llevan la imagen del elefante con orgullo. Nosotros queremos que la llegada del Ministerio sea por fin el inicio de la integración urbana del barrio”, afirma Débora. “Mejoró muchísimo esa parte del barrio que antes ese era el sector de mayor pobreza, pero todavía falta tiempo para que tenga impacto en la vida social del barrio. A medida que pase el tiempo se irá notando más”.
Hugo, 50 años en Mataderos
Hugo Miranda tiene 58 años y llegó al Barrio Los Perales, Mataderos, en 1971. Actualmente tiene un emprendimiento gastronómico con comidas a domicilio y abastece a los empleados del Ministerio con almuerzos a muy buen precio. Aquí, cuenta cómo la instalación del Ministerio le cambió la vida a toda la zona de influencia. “Indudablemente fue un avance para el barrio. La gente hoy ve un edificio así cuando eso era un desastre; le dio varios pasos adelante a la Ciudad y además se le está dando una mano a la gente con esto. Fue un avance muy grande para el barrio”.
Luciano, un símbolo de Piedra Buena
Piedra Buena forma parte del corazón de Villa Lugano. En medio de este barrio, en el que viven unas 20.000 personas está el Galpón Cultural Piedrabuenarte, uno de los lugares más relevantes para la expresión de la cultura popular de la zona. Luciano Garramuño es uno de los fundadores y también reflexionó sobre el nuevo edificio y el cambio de dinámica para Lugano.
“El elefante blanco era el lugar más oscuro de la zona. Lo que generó el nuevo Ministerio fue una verdadera revolución sociocultural. El Ministerio ahí genera eso, que todos los vecinos nos acostumbremos a cosas buenas y no a un lugar abandonado, sucio y peligroso que se usaba para las peores cosas. No es solamente un edificio lujoso”, cuenta Luciano.